Entre ritos y portales
Sebastian Bruno-Harris, Gabriela Estrada, Sofía Fernández Díaz, Mariana Noreña, Frank Vega, Kushala Vora, and Irene Wa.
Curated by Sofía Gabriel in collaboration with the artists.
Entre ritos y portales (Amidst rites and portals) presents the introspective journeys, embodied experiences, and rituals of seven artists who are deepening their connection with nature and reclaiming their bond with the Earth.
By embracing ephemerality, the artists reflect on the remnants of our existence: what lingers after we are gone? They meditate on the impermanence of both art and life itself, inviting us to return to life's origins (the seed, the womb) and unlearn the systems that have disconnected us from nature and each other.
This exhibition explores the intersection of visual art and performativity, with the body at the heart of the creative process and the viewer’s experience. Whether through action, movement, or creation itself, the artists draw inspiration from the body, infusing their work with an embodied presence that evolves with every interaction.
Entre ritos y portales, nothing remains static. The works are alive, evolving over time—growing, moving, expanding, or disappearing—creating an environment for an uncertain journey.
Entre ritos y portales presenta viajes introspectivos, experiencias y rituales de siete artistas conectados con la naturaleza y reclamando un vínculo con la Tierra.
Abrazando lo efímero, los artistas reflexionan sobre nuestra existencia y cuestionan lo que persistirá una vez que hayamos desaparecido. Contemplando la impermanencia tanto del arte como de la vida, los artistas nos invitan a volver al origen. A emprender un retorno a la semilla, al vientre materno, a oponernos a los sistemas que nos han deshumanizado y desconectado de la naturaleza.
Esta exhibición explora el diálogo entre las artes visuales y la performatividad, con el cuerpo en el centro del proceso creativo y en la experiencia del público. Ya sea a través de la acción, el movimiento o la creación misma, los artistas se inspiran en el cuerpo, fundiendo su obra con una presencia encarnada que evoluciona con cada interacción.
Entre ritos y portales, nada permanece estático. Las obras están vivas, evolucionando con el tiempo: creciendo, moviéndose, expandiéndose o desapareciendo; creando un entorno para un viaje incierto.